Este Blog surge de la práctica en el aula del curso: "La red para enseñar y aprender: El Blog como herramienta didáctica y de comunicación".

Realizado por los profesores que han asistido al curso, siendo el objetivo la aplicación didáctica del Blog en el aula: Blog colectivo "Las energías renovables".

Se ha dividido la clase en grupos de forma que a cada grupo se le ha asignado una tarea dentro del tema "Las energías renovables".

EL DESHIELO DE LOS POLOS


Todo el planeta está concernido por lo que está ocurriendo en los Polos. Los Polos, dicen los científicos, son como espejos que nos envían la imagen de lo que nos espera, son como ecos del estruendo demoledor de nuestras sociedades avanzadas -es cierto- pero destructivas de los equilibrios de la Naturaleza.

Descubrir en los polos los caminos de la catástrofe París/Raúl Zamora

Los polos se derriten, los bosques del Ártico parecen borrachos vacilantes, los osos hambrientos se entregan al canibalismo esperando la muerte, los hielos se abren anunciando la apertura de dos nuevas grandes vías marítimas y el acceso fácil a enormes y codiciados yacimientos petrolíferos... Estas y otras sorprendentes señales que nos están enviando los dos extremos helados de la tierra -principalmente el del Norte- llevaron a la comunidad científica internacional a lanzar oficialmente esta semana en París el "Año Polar internacional".

Hace medio siglo se efectuó un esfuerzo similar pero en un contexto menos inquietante que el actual. Las sospechas de hace 50 años ya dejaron de serlo: son ahora realidades porque el calentamiento del planeta anuncia tiempos difíciles para la Humanidad. Esta vez, el Año Polar Internacional cuenta con la dedicación de 50.000 científicos que participan en 200 proyectos de diversos tipos, todos destinados a "tomar el pulso", si así pudiera decirse, a los dos grandes enfermos que son el Polo Norte y el Polo Sur.

Dirigen esta singular orquesta de investigadores el Consejo Internacional de Ciencias y la Organización Meteorológica Mundial. Todos los esfuerzos están dirigidos a medir las superficies heladas en extensión y en profundidad, los vientos, las corrientes marinas, la salinidad de las aguas. Hay que calcular con exactitud el ritmo de la degradación en marcha, descubrir los mecanismos del deterioro, analizar sus efectos sobre el ecosistema y sus proyecciones para el planeta.

Todo el planeta está concernido por lo que está ocurriendo en los Polos. Los Polos, dicen los científicos, son como espejos que nos envían la imagen de lo que nos espera, son como ecos del estruendo demoledor de nuestras sociedades avanzadas -es cierto- pero destructivas de los equilibrios de la Naturaleza.

Al término de la Guerra Fría, la Marina norteamericana prestó a los hombres de ciencia algunos de sus submarinos fabricados para navegar bajo la inmensa y espesa capa de hielo flotante que constituye gran parte del Polo Norte. Cien mil millas fueron recorridas y los sonares de los submarinos apuntados hacia la superficie revelaron un derretimiento vertiginoso de la capa de hielo.

A ese ritmo, en 20 o 50 años desaparecerán en el verano las superficies heladas. Los osos perderán pie donde apoyarse para vivir y lanzarse a la caza de las focas, morirán de hambre. Ya se han observado en zonas desheladas en verano varios casos de osos hambrientos que se devoran.

En tierra firme de Siberia y de Alaska, se derrite en el verano una parte del permafrost, la tierra que se creía eternamente helada en profundidad. Lo que era tierra congelada se transforma ahora en fango, en barro frío donde los bosques de la tundra parecen enloquecer. Sus raíces pierden asidero, los árboles se inclinan a un lado y otro, o caen, en un desorden de pesadilla. Su apariencia les ha hecho ganar el sobrenombre de "bosques borrachos".

Bueno, ¿esto es una lástima para esas zonas aislada y lejanas del planeta? ¡No! Se trata de un peligro para todo el planeta porque el derretimiento del permafrost libera en la atmósfera enormes cantidades de dióxido de carbono y de metano, gases aprisionados por el congelamiento del terreno y que, liberados, colaboran al efecto de invernadero.

Por otra parte, la masa de hielo flotante del Polo Norte refleja -rechaza- 80% de los rayos solares. Al desaparecer el hielo, los rayos son absorbidos por el océano en un 80% y así aumenta la temperatura del agua que contribuye al calentamiento general del planeta.

Por ahora este deshielo galopante no amenaza con provocar un alza notable del nivel de los mares.
Pero los informes indican que, si se agrava el calentamiento al punto de que Groenlandia comience a derretirse, el nivel promedio de los océanos subiría en nada menos que ¡siete metros!. Esta catástrofe no es para mañana, advierten los especialistas, pero si Groenlandia perdiera modestamente sólo un 10 % de sus hielos, los niveles de los mares crecerían en 70 centímetros lo que tendría consecuencias serias.

El gran proyecto del Año Polar Internacional es así una respuesta al gran desafío de una catástrofe anunciada. Hay que saber con precisión, medir, sondear, descubrir incluso exactamente la derivación, los caminos que toma el continente helado flotante. Los más sofisticados instrumentos ya están instalados o lo están siendo. Y las conclusiones servirán a los hombres políticos que gobiernan el mundo.

¿Les servirán realmente? ¿O continuarán dejándose llevar por los intereses económicos a corto e inmediato alcance? Al respecto hay para ellos la única "buena noticia" que nos llega del Polo Norte. Así como van las cosas, el derretimiento de la masa helada abrirá en verano dos amplios canales a la navegación de los barcos petroleros y de contenedores que, por sus dimensiones, ya no pueden pasar por el Canal de Panamá. Actualmente deben navegar por los mares del sur. La apertura de los canales del Polo Norte les permitirá economizar 4.000 kilómetros de navegación. Y además, quedará facilitado el acceso a fabulosos yacimientos petroleros y de gas de esas regiones antaño tan lejanas y hoy tan peligrosamente próximas. www.ecoportal.net

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